Cuando calienta el sol
Por: Carlos Ortiz
La anunciada llegada
de Luis Miguel a Oklahoma ha levantado una ola de comentarios en la internet.
Sin embargo, esa no es la única tormenta que se cierne sobre el cielo de
nuestro estado.
Con el mes
de abril ya en la puerta, la temporada de lluvias, truenos y tormentas más estruendosas
que la voz del solecito, amenazan este año con llegar a niveles muy peligrosos.
Y no hay
que ser meteorólogo o parecerlo para predecir lo que parece una realidad
anunciada.
Solamente
mentes obtusas y doblegadas a mantener los intereses de empresas que se oponen
al cuidado del medio ambiente pueden cerrar los ojos a lo que viene pasando en
los últimos años en los patrones climatológicos del mundo.
Y Oklahoma
no es ajena a estos cambios.
Tradicionalmente
el mes de abril nos ha traído las peores desgracias en lo referente a tornados
y tormentas fatales.
Y siempre
que eso sucedió, han pasado muchos años luego de la tragedia y poco o nada se
ha logrado en la tarea de organizar a las comunidades para enfrentar,
preparados, a lo que es inevitable.
Cuando la
tragedia sucedió en Oklahoma, entusiastas de las cámaras fotográficas se auto titularon
líderes en Defensa Civil y así se presentaron a alcaldes y gobernadores, para
lograr cimentar su posición en la sociedad. O al menos continuar maquillándola.
¿Qué se ha
logrado desde las tragedias que arrebataron las vidas de las familias
guatemaltecas -las familias Santos y Chicoj- en la Ciudad de Oklahoma el 31 de
mayo del 2013?
Recuerdo
que hubo reuniones del liderazgo hispano que más parecían campañas de
Relaciones Públicas de las entidades de proteger la vida de todos los
ciudadanos residentes en Oklahoma.
De ellas
nacieron también, por supuesto nombramientos de latinos en estas entidades para
mejorar los servicios para con nuestra comunidad y sobre todo para facilitar la
comunicación con la población que no domina el idioma inglés.
Incluso las
empresas dedicadas a las comunicaciones hicieron un mea culpa y uno que otro
aviso de servicio público apareció espontáneamente por allí.
Pero cuando
los flashes de las cámaras cesaron,
acabaron también las urgencias. Y nos dedicamos a buscar otras materias en las
cuales brillar.
Lo cierto
es que gracias a leyes incomprensibles continuamos sin tener una guía adecuada
para salvar las vidas de nuestras familias en caso de emergencia. No hay que
olvidar que muchos locales que podrían proteger en sus instalaciones a familias
en peligro de muerte mantienen sus puertas cerradas debido a las implicancias
de responsabilidad civil en caso de daños a la vida o salud de quienes allí
busquen refugio.
La ex gobernadora
Mary Fallín trató de liberar de responsabilidad a los negocios u organizaciones
que abran sus puertas para refugiar potenciales víctimas en caso de tornados o
tormentas, pero poco o nada se sabe de la implementación de verdaderas
fortalezas que podrían salvar muchas vidas.
Y en el
caso de los hispanos que todavía están en desventaja frente a una situación
como esta por la falta de dominio del idioma o por ignorar las leyes y normas
locales, nada parece haber mejorado
Una de las
propuestas nunca escuchadas fue la de incluir mapas de los lugares de albergue
y refugio en las facturas de servicios como los eléctricos y de agua y desagüe,
pues estos son casi los únicos que se siguen repartiendo por correo a todos los
hogares en nuestras ciudades. Mensaje que debería ser bilingüe.
Lo cierto
es que para cuando llegue Luismi a Oklahoma, ya va haber pasado buena parte de
la temporada oficial de tornados en Oklahoma.
Esperamos
que lo recibamos sin ninguna novedad en este tema y con ganas de cantar su
canción sobre el verano que ya llega.
Foto: FEMA,
Win Henderson