El Perú desde lejos
Por: Carlos Ortiz.---Son cerca de tres millones de peruanos que estas Fiestas Patrias, como muchas anteriores, celebraremos nuestra peruanidad lejos de la tierra que nos vio nacer.
Los
inmigrantes, de los cuales cerca de un millón vivimos en los Estados Unidos, festejamos
con Festivales, Ferias y presentaciones artísticas cada 28 de Julio contando
los días ausentes y los que para algunos les falta para poder regresar.
Somos pues
los mejores socios de los gobiernos de turno, en la difusión de los valores
peruanos. Somos todos y cada uno de nosotros los embajadores de nuestro Perú.
¿Pero como
quedamos en la escalera política, social y económica de nuestro país de origen?
¿Somos, como algunos piensan, un cero a la izquierda solo válido cuando se trata
de contabilizar las remesas y su significado en la economía nacional?
De acuerdo
con cifras del Banco Central de Reserva del Perú, ya en el 2017 las Remesas
enviadas al Perú ascendieron a 3,051 millones de dólares. O como diríamos en
este país, 3 billones de dólares anuales. Poco menos de la mitad por todos los
ingresos anuales por turismo en el 2018, que ascendió a cerca de 8 billones de
dólares.
Por eso es por
lo que, fuera de los prejuicios que algunos todavía puedan albergar sobre el
compromiso y lealtad para con el Perú de los que nos fuimos, nosotros somos de
una u otra manera parte importante en el diario vivir y economía de nuestro
país, aun mucho después de habernos ido.
Lo que si
hemos dejado de tener -con contadas excepciones- es esa costumbre de la satanización
diaria de la política y de la vida en general, a lo mejor inoculados por la
lejanía a sistemas de comunicación tradicionales y cibernéticos, en los cuales se
incentiva el improperio, la grosería y la falta de respeto entre peruanos.
No somos
mejores que quienes se quedaron allá, aunque a lo mejor nuestra exposición a
otras culturas, otras costumbres y otros gobiernos; nos han una visión más
amplia de nuestras responsabilidades y de nuestros derechos.
Desde no
tirar basura en las calles, pasando por no hacer sonar molestas bocinas hasta
cumplir ordenanzas ciudadanas, no porque te pueden encontrar, sino porque es lo
correcto, son solo algunas de las costumbres que deberíamos enviar junto a esas
remesas.
Pero, sin
contar lo presente, en el caso del Perú, como en el caso de México y otros países
latinoamericanos, cuando ellos nos enviaron a sus hijos, nos enviaron a parte
de lo mejor de ellos.
Por ello
sería bueno que lo que se prometió durante el gobierno del presidente Alejandro
Toledo, hoy en desgracia, se recuerde: Activar y tomar en cuenta como parte del
gobierno, el llamado Quinto Suyo.
Ello no con
el fin de acceder a la burocracia gubernamental actual, sino con el fin de
tratar desde lejos y sin estar inmersos en los constantes conflictos políticos
y sociales que, en muchos casos son culpables del estancamiento de proyectos de
desarrollo en el país.
Todo esto a
través de la creación del Sistema Nacional del Migrante -autónomo y semi privado-
donde representantes de los migrantes peruanos de todos los rincones del mundo estén
representados para poder canalizar y apoyar a las representaciones diplomáticas,
que en muchos casos no se dan abasto para poder difundir y captar recursos para
el país.
Pero esto
no va a pasar mientras presidente como Vizcarra, ni siquiera mencionen a los
migrantes peruanos en su discurso anual, que el mapa de acción de su gobierno.