Hola Oklahoma

 

Al gato, una sola vez

 

August 30, 2019
Al gato, una sola vez


Por: Carlos Ortiz-


Desde que el millonario Donald Trump asumió la presidencia del país más poderoso del mundo, lo normal en política ha pasado a no serlo. Las verdades han dejado de importar y el respeto por la dignidad humana ha sido simplemente reemplazado por el bullying o acoso político en todo nivel.

No hay semana en la que periodistas -ahora si de todo nivel, pues hasta Fox ha caído bajo los insultos del presidente- revelen con asombro, ya no solamente los ataques a los principales valores de la democracia más sólida de este lado del mundo, sino ahora exponen nuevas y absurdas declaraciones que harían enrojecer de vergüenza a políticos primerizos de cualquier país civilizado.

Endulzar la idea de terminar con los Huracanes con bombas nucleares, tratar de comprar Groenlandia de los daneses, decir elevando la mirada al cielo ser el elegido de Dios, decir que los judíos que voten por el partido demócrata serán traidores a su fe, jugar a las guerra de aranceles con China un enemigo mucho más metódico, precavido y poderoso para terminar alabando la figura de su Presidente, atacar a los franceses amenazando con ponerles más aranceles a sus vinos y desmereciendo la gran tragedia que significan los incendios forestales de la Amazonía en Sudamérica, no son las peores sandeces políticas del 45. Son solo algunas de las que ha dicho Trump en ¡LAS ULTIMAS SEMANAS!

Yo no me creo ser muy sabiondo en política internacional, pero en verdad esto me da campo para elaborar más de una tesis que deberíamos comenzar a analizar con sumo cuidado:

 Si en algún momento alguien pudo no estar muy satisfecho con el doctor que dijo que Trump era el “presidente más saludable de la historia”, ahora es cuando esa duda merece ser esclarecida con un examen realmente profesional antes de seguir confiándole la maleta con las claves nucleares.

Los Republicanos parecen despertar de a pocos del estado narcotizado en el que se encontraban desde que Trump revolcó a los otros 16 candidatos de la primaria republicana en el 2015, ya que pese a llamarse cristianos siguieron apoyando al presidente en una campaña llena de perversiones sexuales y de abuso que podrían hacer palidecer de vergüenza al más impío pecador.

Ahora parece que con el fantasma del fracaso económico algunos senadores comienzan ya a sentir las nauseas que olvidaron todos estos tres años, cuando de los escándalos sexuales pagados se pasó al racismo como modo de gobierno.

Y son esos mismos republicanos los que comienzan ahora a salirle al frente al presidente tratando de frenar sus ansias de tener una segundo gobierno - como el presidente Obama - retándolo a unas desgastadoras primarias que su campaña no veía venir.

Por todo ello es necesario que los hispanos entiendan de una vez por todas cual es el papel que les toca en las elecciones del 2020.

Un papel decisivo. Un rol deliberante.

No al servicio de otra opción política, sino como respuesta a nuestras propias necesidades y después de ello enmarcadas en esa opción, por ser la alternativa.

En el 2016, millones de americanos cometieron el error de elegir a un presidente inexperto, sin educación cívica o política, sin convicciones y a lo mejor como sola respuesta al dolor que les causó ver al presidente Barack Obama – un negro - ser reelecto después de un gobierno con éxitos económicos y políticos y con fallas que no pueden ser achacadas a su origen étnico o sus desviaciones espirituales, como si parece ser esta vez.

Por ello se puede perdonar que un hispano haya caído bajo esos desencantos.

Pero no esta vez, porque como dice el dicho al gato solo lo capan una vez…