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Cosas del corazón

 

February 15, 2020
Cosas del corazón

Por: Carlos Ortiz

Aunque siempre les salen al frente quienes les sacan el ejemplo de la abuelita santa que estuvo casada 65 años con el primer amor de su vida, hay otros tantos que creen que el amor no existe, que se trata de pura costumbre, como lo dice más de una canción.

Hay quienes también piensan que el amor debe ser materia de saber pelear y con ellos me identifico yo, bajo pena de recibir más de una miradita sospechosa o un comentario negativo.

El matrimonio como tal o cualquier tipo de relación para este caso, es como estar en un estado de guerra constante en el que ambos bandos quieren ganar.

No importa si se trata de invertir en los negocios familiares o en escoger el lado de la cama.

Siempre estamos poniendo a prueba a nuestra pareja, nuestro amante e incluso a nuestros amigos hasta dónde los podemos "direccionar"

De allí chistes como aquel que dice que mientras ven un partido en la tele, la novia te cambia de canal y tu con esa sonrisa de crema dental le dices “lo que mandes amor, esa telenovela está bien…” Y que al año de casados te lo vuelve a hacer y tú le dices que “bueno pues, a ver qué pones…” y que a los cinco años solo se acerca a tu tele y tu que gritas “¡Si tocas ese televisor te corto la mano!”.

Pero en el tema de la guerra, decíamos, lo importante es reconocer que para ganarla, a veces hay que perder algunas batallas.

Pero si sabemos que siempre van a haber humanas discrepancias, el secreto podría ser el saber pelear aun antes de entrar a una de ellas.

Y sobre todo saber escoger bien las armas.

Pequeñas discordias familiares se pueden convertir en verdaderos “Waterloos” matrimoniales, cuando el calor de la batalla nos hace decir cosas que de otra manera ni nos hubiésemos considerados capaces (o valientes) de decirlas.

Las palabras son pues las armas más mortales que uno pueda usar.

Pero como estrategas debemos saber que en muchos casos estas ofensas no han tenido la real intención de hacer daño permanente, sino, en algunos casos de defenderse.

Saber pelear pues, es saber perdonar.

Y si hay otra reflexión interesante en este tema, esta es la de la discreción.

Ninguna guerra se ha ganado en base al escándalo. Al contrario, muchas de ellas se han vencido por lo sigiloso y callado de la intervención u operativo.

En el amor esto se traslada al hecho que mientras una pareja tenga problemas solo hay dos partes en conflicto. Cuando uno de ellos comienza a ventilar los detalles, se convierte en un motín y para salir de el van a tener que satisfacer las opiniones de todos los ahora involucrados.

Por supuesto que nada de lo dicho aquí tiene base científica o psicológica y cada uno de ustedes puede aumentar o quitar partes de el para ajustarlo a sus realidades.

O simplemente sonreír, después de todo es el día del amor y no de la guerra…

P.D: El problema de la tele esta resuelto en casa…¡Las novelas son cada día más interesantes!