Hola Oklahoma

 

¡Qué Dios nos proteja!

 

March 26, 2020
¡Qué Dios nos proteja!

Por: Carlos Ortiz

 

Estamos viviendo uno de los momentos más difíciles de la historia de la humanidad y de la forma como reaccionemos depende nuestro propio futuro.

Esto no es un juego y a nadie se le puede acusar ya de exagerados, como si se puede acusar hoy a los que se niegan a actuar, de irresponsables.

La Pandemia del Covid-19 es hoy un monstruo real que amenaza no solamente a los ancianos como se creía, sino a toda la humanidad.

Cada día aprendemos más, no solamente de ese pequeño gran monstruo, sino de nosotros mismos, de nuestros líderes.

Cuando yo me di cuenta de la situación en la que nos encontrábamos, me prometí a mi mismo tratar de seguir las direcciones del presidente. Dejar de lado las antipatías que me hayan podido causar su notorio racismo y reconocerlo una vez más como el presidente de todos los norteamericanos.

Lo prometí.

Lamentablemente, desde la negación de que esto era una realidad, hasta el diario desafío a la verdad con el que nos marea como vendedor de cebo de culebra, pasando por su presentación para tratar el delicado tema vistiendo su grotesca gorra roja, me volvieron a la realidad.

Una realidad que nos ha dejado en las manos de los gobernadores -solamente algunos- y mayormente de los alcaldes para saber qué hacer.

Esta era la oportunidad del presidente para erigirse como el unificador, como el gran hombro en el que una nación entera llore su desgracia y prefirió no hacerlo.

Pero, en fin, después de casi cuatro años ya sabemos que no podemos esperar mucho, aun en medio de la peor de las desgracias que haya vivido nuestra generación.

Lo que nos queda por hacer es escuchar a nuestro alcalde y seguir al pie de la letra sus indicaciones.

Los hispanos de Oklahoma debemos respetar las leyes y no vivir en una constante charada.

El fin de semana pasado han sido numerosas las voces de protesta porque hay quienes todavía creen que esto es un juego y no solamente celebraron fiestas, sino que otros más desafiantes atendieron -según denuncias en las redes sociales- al público en locales no autorizados.

Los inmigrantes hispanos sabemos de sacrificios y estoy seguro de que, cuando la tormenta pase, seremos los primeros en ser llamados para reconstruir nuestras vidas y reconstruir Oklahoma, como ya lo hicimos después de la bomba de hace 25 años, del ataque a las Torres gemelas y de cuanto Tornado nos quitó vidas y esperanza.

Los hispanos mientras tanto debemos ser un ejemplo para nuestros hijos y nuestra sociedad.

Debemos acatar las leyes y estar prestos a ayudarnos mutuamente y a todo aquel que nos necesite.

En lo personal, debo manifestar que encima de todas las penurias, este monstruo bien podrá quitarnos lo poco que tengamos y acabar con nuestra empresa, pero jamás logrará doblegarnos, ni hacer que nos rindamos.

Si el fin ha de llegar, que nos encuentre de pie, luchando por nuestros hijos, nuestros padres y nuestra familia.

Y la única manera de emprender esa lucha ahora es quedándose en casa, reflexionando sobre cómo viviremos el resto de nuestras vidas aquellos que tengamos una segunda oportunidad.

Qué Dios los bendiga y proteja sus hogares.

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