Hola Oklahoma

 

¡Ni una más!

 

March 26, 2020
¡Ni una más!

Una histórica jornada de reivindicación y desagravio de las mujeres mexicanas…

Por: Libni Coffman (*)

Fotos: Lanu Waltz

Hace algunos días, para ser exacta el lunes 9 de marzo del 2020 las mujeres mexicanas desaparecieron. Hoy quiero contar un poco lo que pasó ese día, parafraseando una excelente reflexión de una reconocida periodista mexicana y compartiendo el testimonio de dos valientes mujeres que participaron en la marcha nacional del 8 de marzo: 

Las mujeres mexicanas han desaparecido, en muchos lugares la ciudad se ve y se siente desolada, pocos niños han ido a la escuela y los que fueron, salieron sin desayunar, ya que papá no está acostumbrado a la rutina de preparar a los niños. 

Las calles, restaurantes y oficinas de gobierno están casi vacías, nadie hace trámites porque las mujeres que hacen este trabajo no están disponibles.

La señora de las quesadillas y el puesto de tamales no están.

En muchas clínicas de salud y hospitales hizo falta personal.

Al tomar un periódico en el puesto de revistas te das cuenta de que los espacios donde escriben mujeres están vacíos; no hay nadie comprando y la ciudad está silenciosa y calmada, pero a la vez está hecha un caos pues nada está funcionando como debería… ¿Por qué? ¿Qué pasa en México? 

Simplemente es el día en que las mujeres han decidido tener un cometido en común, y no, no es llevar a los niños a la escuela, no es hacer la comida, no es ir a trabajar 8 horas para regresar y atender a su familia, no es lavar la ropa ni ir a pagar la luz o el gas, no es ir al súper o al mercado por la comida de la semana y el lunch de los niños; es un cometido mayor, uno que las une a todas y que por primera vez es por ellas y para ellas: Es el día para decir “ni una más” no queremos pasar viviendo otro día con miedo de salir a la calle y ser acosada o asesinada o violada, no queremos que tíos, papás o abuelos incómodos nos toquen a nosotras o nuestras hijas; no queremos que nos paguen menos porque no queremos “aflojar” con el supervisor o mánager de la compañía, no queremos que nos miren incómodamente en el transporte público o que nos griten nombres por la calle.

Hoy es el día que miles de mujeres en México quieren ser escuchadas a través de un abrumador silencio.  

Ese fue el día de callar; pero justo un día antes de este paro Nacional, el Domingo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, aproximadamente 20 millones de mujeres se lanzaron a las calles vistiendo a la Capital Metropolitana de morado. Yo no estuve ahí, no pude verlas en persona, pero Eunice Yokebed Rivera, egresada de Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey y amiga desde hace más de 15 años sí estuvo ahí y me cuenta su testimonio, sus impresiones y algunas imágenes tomadas por ella misma el día de la marcha.  Eunice me cuenta que los contingentes se organizaron desde antes en 5 grupos:  

Contingente 1- Familiares de víctimas asesinadas

Contingente 2- Mujeres con hijos menores de 12 años

Contingente 3-Mujeres asociadas a grupos específico (como facultades y Universidades)

Contingente 4-Mujeres no asociadas con ningún grupo

Contingente 5- Todas las mujeres que no entran en ninguna de estas categorías o mujeres solteras.

Cabe mencionar que dentro de los contingentes se pudieron observar “otras mujeres” infiltradas, o las que todo mundo identificó como “las de negro”, “las encapuchadas”. Estos grupos son los que se dedicaron a vandalizar monumentos históricos, negocios locales, edificios, banquetas y parques. Y aunque muchos no estuvieron de acuerdo, o han criticado estos actos, siempre han sido típicos de las protestas y a veces necesarios.  Eunice explica que estos grupos llamados “Grupos de Choque” que pueden ser pagados por el gobierno o no; son grupos planeados con objetivos específicos; estos objetivos pueden ser desacreditar la marcha u otros fines. Finalmente, estos grupos no interfieren con la protesta de las “demás mujeres” y van a cumplir únicamente el objetivo al cual las “enviaron”.

Habiendo explicado esto, puede decirse que esta marcha fue sin duda un evento sin precedentes y de una magnitud que nadie se imaginaba, realmente la convocatoria fue impresionante y tuvo la participación de todas las edades y todos los estratos sociales de la comunidad mexicana. Según el testimonio de Eunice y lo que podemos ver en videos y fotografías; había de todo, mujeres con niños, estudiantes, profesionistas, ancianas, niños pequeños y bebés acompañando a sus mamás; conservadoras, liberales, muchas actrices mexicanas, periodistas famosas y mujeres en altos puestos también fueron vistas en la marcha apoyando dentro de los contingentes. La mayoría protestando de manera pacífica, con cartelones, mantas y pancartas alzando su voz y sosteniendo fotografías de sus víctimas, de nuestras víctimas mexicanas que han pasado a ser parte de las estadísticas, pero no olvidadas, pues aún se escucha a su familia pidiendo justicia.  

“Me sentí privilegiada de hacer historia en mi ciudad y en mi país, caminé con mis hermanas demandando derechos básicos de seguridad y equidad de género. Agradezco a las mujeres que pelearon en el pasado por los derechos que disfrutamos hoy, pero yo caminé por los derechos de los que aún carecemos y que tienen que llegar urgentemente” escribió Eunice en sus redes sociales.

Hay tantos momentos emotivos e imágenes conmovedoras que compartir que este artículo tomaría páginas enteras, uno de los que llamó mucho mi atención es el de Edna Porras, mejor conocida como Lanu Waltz, ella dirige un Ministerio de jóvenes que lleva esperanza a las calles, visitan hospitales, organizan brigadas de ayuda, oran por la gente violentada, comparten el mensaje de Jesucristo y conectan a los más necesitados con donadores potenciales. El Domingo, como otras veces; Lanu estuvo apoyando la marcha, ella cuenta que caminando por el zócalo de la ciudad capitalina vio a una mujer con los ojos rojos, sola y frente a ella una lona en el piso con la foto de su bebé desaparecido; ella se acercó y le preguntó qué pasaba. La mujer contestó “Me arrebataron a mi niño hace un año y no sé dónde encontrarlo”. Lanu la abrazó con fuerza mientras la mujer lloraba desesperadamente y gritando “alguien ayúdeme por favor”.  Esta mujer es sólo uno de los millones de casos, uno de los rostros de esta marcha.   

Entre estos millones de corazones dolidos Lanu también conoció a una sobreviviente de tortura, cuando ella la abrazó lloraba tanto que su cuerpo temblaba sin control liberándose. “Sin palabras, sin decirnos nada, simplemente estar ahí, no se necesitaba hablar para decirle a alguien: “Dios está contigo y él está aquí”. No era un sermón religioso era un brazo, era Dios consolando” dice Lanu acerca de esta experiencia.

Y para cerrar este artículo quiero tomar prestadas las palabras de Edna en un esfuerzo por llamar la atención de todos los que están leyendo este texto. Para ti que ya no vives en tu país de origen, no importa si eres mexicano, colombiano, guatemalteco, peruano…. lo que le duele a nuestra gente latina nos duele a todos. Es momento de levantarse por los que están aquí en espera de una vida mejor y por los que están allá, porque aun hay esperanza y esa esperanza eres tú, soy yo, son tus oraciones y tu voz por los que no pueden hablar más y por los que viven con dolor.

“México está en llamas. Una parte del país en sangre. Otra parte, en armas. Otra parte en llanto. Otros en indiferencia. Pero pronto veremos un México en pie. Veremos el águila devorar a la serpiente. Y sé que al final, cuando acabe el camino, habrá valido la pena luchar.”

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(*) Libni Coffman es una periodista profesional mexicana que colabora con Hola Oklahoma.