El incómodo elefante en la habitación
Por: Libni Coffman (*)
Tiempos
oscuros estamos viviendo. Desde la falta de compasión, empatía y representatividad,
hasta la violencia institucional. Son
elementos que persisten y matizan el territorio nacional.
Aquí en
Estados Unidos, mientras latinos y otros inmigrantes siguen ahogándose tratando
de nadar hasta las fronteras tenemos este gran “elefante en la habitación”
sobre el que deberíamos empezar a incomodarnos pero que evitamos a toda costa.
Este tema espinoso que todos conocen pero del
que nadie se atreve a hablar, el tema del que se debería estar llegando a una
solución pero sigue frenado por el repugnante “aquí no frijolero mexicano”
“aquí no negro”, simplemente seguimos fingiendo que no existe.
Los entrenamientos sobre
diversidad que se enfocan en educar a los participantes sobre el privilegio
blanco, la teoría crítica de la raza y los orígenes racistas de los Estados
Unidos aparentemente “crean” “división y resentimiento” entre los empleados
federales según el Presidente Trump; quien hace dos días prohibió a las
agencias federales realizar capacitaciones sobre sensibilidad cultural porque,
según el informe, son "propaganda divisiva y antiamericana".
¿Nos sorprende? La verdad
no, lo que es preocupante es que Estados Unidos sigue con esta costumbre de evitar
el pasado oscuro del país. Evadir el problema no hará que desaparezca, al
contrario, se volverá más insidioso y resistente a medida que pasen los años.
Hace algunos meses,
específicamente en junio del 2020, parecía que Estados Unidos estaba finalmente
dispuesto a mirarse en el espejo, reconocer el pasado y comenzar el largo
proceso para enmendar y avanzar hacia un punto de reconciliación y sanidad en
este tema. Se estaba comenzando a construir una base para el progreso, pero con
el reciente anuncio de la administración Trump, la equidad racial por la que el
país ha estado luchando simplemente seguirá estancada.
¿Por qué seguimos ignorando
al elefante en la habitación?
Simplemente porque
incomoda. El racismo lo ven todos pero fingen que no. La comodidad no produce cambios, la
incomodidad sí y la mayoría de las veces comienza o explota con un catalizador
que lo provoque. Si nos quedamos callados ante los temas de supremacía blanca y
anti-hispanidad nos quedaremos estancados. Detener la conversación no servirá
de nada.
Empieza por escuchar e informarte,
antes de saltar a conclusiones sobre discusiones raciales o étnicas, escucha a
personas que piensan diferente, de manera que amplíes tu perspectiva y
entiendas sus posiciones. Expande tu bagaje cultural, ¿Cuándo fue la última vez
que leíste un libro escrito por alguna persona indígena? ¿Cuándo fue la última
vez que visitaste un museo de historia afroamericana? ¿Has visitado otros
países?
Por otra parte es necesario entender y
enfrentar la historia de este país. Contar la verdad, buscar la verdad. ¿Has
escuchado la frase? “Quien no aprende de la historia está condenado a
repetirla”. Todavía hay personas que
piensan que la esclavitud no existió o que fue sólo una pequeña manchita que
sucedió hace tanto tiempo que no vale la pena examinarla. Pero aún podemos ver
banderas y símbolos de la confederación en muchísimas ciudades del país. A pesar
de que la esclavitud fue una de las mayores atrocidades humanas que jamás hayan
ocurrido, Estados Unidos todavía contiene muchas reliquias de este pasado no
tan antiguo. Si no reconocemos el impacto de los errores cometidos antes como
fueron el privilegio racial, no podemos avanzar hacia la equidad y
oportunidades para todos.
El sueño
americano se nos escapa entre los dedos poco a poco. Por generaciones los
americanos negros, los nativos norteamericanos y los inmigrantes nunca han sido
incluidos en nuestra democracia ni en las decisiones importantes del país.
La
igualdad se ha malentendido; nunca vamos a ser iguales porque no somos iguales
ni necesitamos serlo, es en la diversidad donde está nuestra riqueza y
fortaleza. La igualdad no arregla el maltrato, no arregla el odio, no va a
bajar las banderas confederadas. La educación y entrenamiento acerca de la
historia de este país sí, la comprensión cultural de las razas y etnias que
conforman este gran territorio de inmigrantes sí, corregir los sistemas que han
permitido un trato injusto, sí. Es
necesario educar, entrenar, conversar, entrar en los zapatos del vecino por un
momento para continuar con el progreso y…. ¿Por qué no? También compasión por
el menos afortunado.
Quizás sea
hora de aprender de todos los errores cometidos a lo largo de esta historia de
racismo y conflicto, tanto durante la colonización como de la
“descolonización”. Porque…… será incómodo reconocer al elefante en la
habitación, pero verlo de frente es el único camino que nos llevará a tomar
decisiones que reviertan las faltas del pasado.
(*) Libni Coffman es una periodista mexicana residente
en Oklahoma.