Hola Oklahoma

 

El Exito

 

June 09, 2022

Por: Carlos Ortiz

El Exito

Recuerdo que hace muchos años sostuve una conversación más o menos interesante con un periodista amigo.

De las muchas cosas que hablamos en esa tarde aderezada con algunos cocteles en los jardines de un hotel en los suburbios de Lima, hay una que todavía recuerdo con particular precisión.

El éxito no se alcanza, me dijo el personaje de marras.

El éxito se lo arrebata uno a la vida; no se gana, se conquista; no es un premio, es una recompensa, me dijo casi con delirio.

Y yo me quedé pensando en ello, por muchos años. A lo mejor muchos.

Hoy al revisar estas memorias creo que recién entiendo el verdadero significado de lo que me pareció entonces una pedantería juvenil.

Y es que a veces en la vida uno tiene que imponerse ante las fuerzas contrarias con valor, con decisión y mucho coraje.

Pero… ¡Cuidado! Jamás hay que confundir el éxito con el dinero, las conquistas o las recompensas.

Esos son solo algunos de los logros en el camino hacia el verdadero éxito.

Nada de ello te podrá salvar de las desgracias, de las enfermedades, de la traición y del olvido.

El verdadero éxito radica pues en algo mucho más complejo.

Una persona tiene éxito, cuando todos los logros pasajeros son simplemente eso y cuando el ser humano prioriza sus valores en un orden menos material, menos individual, menos egocéntrico.

¿Se acerca esta definición de éxito a una meta espiritual?

Por supuesto que sí.

Pero no una direccionada hacia determinada religión. Más bien utilizando cualesquiera de las religiones y creencias espirituales del hombre.

Los inmigrantes en los Estados Unidos y aquí mismo en Oklahoma, tenemos muchos ejemplos de personajes que aparentemente han alcanzado el éxito y otros tantos que van en camino hacia él. “Éxito” que es potencializado, maquillado y cubierto de medias verdades y muchos filtros en las redes sociales.

Un éxito que hoy es rabiosamente contabilizado en “likes” o seguidores y que muchas veces son logrados con contenidos desnudos de moral, cubiertos de violencia verbal o amenazas reales, de odios escondidos y a flor de piel.

Ingredientes muy poco honorables, pero infaltables a la hora de buscar la fama efímera de las redes sociales….

Más que en cuentas bancarias o cuentas del Twitter, el éxito se contabiliza en la cantidad de amigos reales con las que uno cuenta. Reales, verdaderos, capaces de defender tus ideas y tu persona; en los logros de tus seres amados, sin importar si son diferentes a los tuyos, en el número de noches en las que has ido a dormir en paz contigo mismo y con esos amigos reales, qué en verdad son muy pocos.

El éxito es, además, y por sobre todas las cosas, algo muy relativo.

Alcanza el éxito el que consigue algo para comer hoy y el que reparte lo suyo entre tantos sin comida, el que tiene un cuarto de hotel para esta fría noche y el que enseña a todos fotos de su mansión en el Facebook, el que llega a vivir 100 años y el que sonríe al despertar mañana.

Buena suerte a ti, que estás comenzando el trayecto en la búsqueda del éxito.