Ya comenzamos...
Por: Carlos
Ortiz
Ya se han
ido algunos días de este nuevo año y nos volvemos a encontrar.
Estamos
llenos de promesas, de decisiones, de cambios esperados y necesitados, de
perdón y de esperanza en los siguientes doce meses de esta vida nuestra, en los
Estados Unidos.
Pero eso
nos ha durado como el burbujear de la champaña: muy poco.
A menos de
una semana la triste realidad nos golpea desde todos los ángulos posibles.
A nivel
familiar, la vida continúa demandando sin tregua. No hay descanso para la lucha
diaria.
A nivel
local, Oklahoma nos envuelve casi con maldad en su crudo invierno y aunque
mucho preferimos ignorar lo que pasa a nuestro alrededor, los Hispanos de Oklahoma
nos aprestamos a vivir un nuevo año de trabajo, sacrificio y sobre todo
incomprensión por parte de nuestras autoridades que aun nos ven solamente como
un recurso electoral todavía incipiente o como una bolsa de boxeo donde ellos
pueden descargar la ira contenida de sus electores contra los inmigrantes
-documentados o no-, contra quienes hable otro idioma que no sea “american” y
contra todos aquellos que somos diferentes a la mayoría racial.
Ello sin
que nadie -o muy pocos- se interesen en defendernos.
Hace
algunas semanas, un caso de abuso empresarial, supuestamente perpetrado por un
Restaurante de Lujo, como es el Petroleum Club fue denunciado por Hola
Oklahoma.
El caso
interesó a honradas excepciones y le pasó de frente a otros que se excusaron
por no haberse enterado de algo que estuvo en las redes sociales donde ellos
prestan atención a las cosas más frugales.
Una de las
respuestas más contundentes fue la del Presidente de la Agencia latina, Dr.
Raúl Font, quien en una misiva nos dijo que de comprobarse estos hechos de
discriminación en contra de la comunidad Hispana ellos no tendrían ningún
reparo en encabezar un boicot en contra de esta mala administración.
Más
adelante un Senador republicano presentó con bombos y platillos un proyecto de
Ley según el cual se le quitaría el derecho de atención médica gratuita a las
gestantes indocumentadas.
Nuevamente
silencio espectacular.
Como si los
hijos no natos que necesitan atención médica no fuesen a ser ciudadanos
americanos.
¡Y votar
algún día!
La
realidad, pues, nos acaba de despertar de las largas celebraciones y a medida
que nuestros familiares y amigos regresan de México o de otros lugares de sus
merecidas vacaciones, el tenso ambiente de la política se prepara para hacernos
la vida aún más difícil en nuestro propio estado.
Y es que
quienes defienden las políticas de acoso en contra de las minorías que
comenzaron hace dos años desde el nivel más alto de Gobierno en este país, y en
especial en contra de los inmigrantes, no saben, que quienes hacen eco de los
insultos, de la discriminación y el racismo a todo nivel, especialmente en las
escuelas o los centros de trabajo, no hacen ninguna diferencia entre los
inmigrantes indocumentados y los que no lo son.
¿Cómo lo
van a hacer?
La gran
mayoría de esta gente no son muy educadas que digamos, ni han estado en
contacto con otra cultura en un radio mayor a 200 millas de OK y esto es.
Ellos no
tienen la capacidad de discernir sobre quienes tienen o no tienen documentos y
entonces atacan a todos, incluyendo a sus hijos y los míos.
Esta es la
realidad a la que nos vamos acercando en este decisivo año en el que
paradójicamente -ver nota aparte- podríamos alcanzar algunos logros en el campo
de inmigración.